Congestión en los puertos asiáticos y perspectivas del mercado global

La congestión portuaria en Asia continúa y obliga a recalibrar operaciones logísticas, a medida que avanza la peak season que buscará un alivio a partir del mes de octubre.

Desde mediados de mayo, la situación se agudizó debido a un aumento inesperado de la demanda desde Asia, lo que provocó una escasez de equipos vacíos y demoras en las cargas de buques en puertos importantes, tales como Ningbo (China), Singapur o Port Klang, donde los tiempos de espera para el atraque llegaron a alcanzar los tres días. Aun así, seguían lejos de los seis días de retraso que tuvieron en Port Klang (Malasia).


Los problemas debido a los ataques en el Mar Rojo por parte de hutíes alineados con Irán continúan acentuándose y no dan tregua, presionando las tarifas de fletes y causando, en gran medida, los tiempos de espera mencionados. Según datos recientes de Maersk, el cruce por el Canal de Suez bajó un 66% desde que los transportistas empezaron a desviar los buques alrededor de África.

Maersk advirtió en julio que la interrupción del transporte marítimo se había extendido más allá de las rutas comerciales entre Extremo Oriente y Europa, recalcando que un “impacto cascada” causaría congestión.

Sumado a esto, y refiriéndonos más específicamente al puerto de Ningbo, se continúan normalizando las operaciones luego de que, el pasado 9 de agosto, el buque de Yang Ming, YM Mobility, sufriera una explosión en un contenedor refrigerado que estaba siendo utilizado para el transporte de carga peligrosa, en lugar de una unidad dry.

De acuerdo con información de Reuters, se sugiere que la carga incluía baterías de litio y peroxibenzoato de terc-butilo, un compuesto orgánico inflamable y explosivo, que no debe almacenarse a temperaturas superiores a 30 ºC.

En cuanto a las perspectivas globales sobre el transporte marítimo, se concluye que las tarifas de flete de contenedores continuarán en alza hasta mediados de octubre, impulsadas por los transportistas en rutas clave desde Asia, incluyendo el transpacífico, Asia-Europa, Asia-LATAM y Asia-Oceanía. Además, la congestión portuaria sigue afectando la disponibilidad de contenedores y espacio en los buques, siendo Singapur uno de los puntos críticos, con retrasos de hasta siete días.

En América Latina, podemos destacar el fin del paro en Chile a finales de mayo, lo que ha permitido la reanudación de las operaciones en el puerto de Coronel. Mientras tanto, los puertos brasileños, especialmente Santos, están experimentando altos volúmenes de carga y demoras. El puerto de Río Bravo enfrenta problemas debido a inundaciones, y otros puertos en la región sur están lidiando con falta de espacio.

Esta situación general destaca los desafíos globales que enfrenta el transporte marítimo, afectado por la congestión portuaria, negociaciones laborales y fluctuaciones en la demanda.

Mientras la situación continúa, se buscará un respiro al finalizar la peak season en octubre. Te acercamos distintas estrategias para gestionar el aumento de las tarifas en el transporte marítimo:

Evitar depender de un solo transportista o puerto, ya que ciertas áreas pueden enfrentar congestiones o huelgas. Diversificar las opciones proporcionará mayor flexibilidad en términos de operadores, capacidad y puertos, lo que puede ayudar a minimizar interrupciones y a gestionar los costos de manera más eficiente.

Optar por un NVOCC bien establecido y conectado a las principales alianzas de navieras le da acceso a una mayor variedad de transportistas, capacidad, horarios y puertos. Un NVOCC con experiencia puede ofrecer alternativas y redirigir la carga cuando sea necesario.

Buscar ahorros es esencial, y una estrategia eficaz es utilizar el envío LCL. Con este método, solo se paga por el espacio que ocupa su carga, lo que resulta ventajoso cuando la capacidad de contenedores completos (FCL) es limitada. Esto facilita el movimiento de la carga y ayuda a mantener un nivel de inventario controlado.

Finalmente, si las opciones de transporte marítimo se vuelven inviables, los servicios aéreos o LCL acelerados pueden garantizar que los envíos críticos lleguen a tiempo. Aunque estas alternativas son más costosas que los servicios marítimos regulares, ofrecen una solución confiable para entregas urgentes.

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