El rol de los Acuerdos Comerciales Regionales en la recuperación económica post-pandemia

La pandemia provocada por el COVID-19 impactó profundamente en la economía global. Un fenómeno que registra un daño económico de gran magnitud y provoca una contracción económica sin precedentes en diversas regiones.


El comercio mundial aún transita los impactos de la pandemia, marcada por la disrupción de las cadenas de suministro, el cierre de fronteras, adopción de medidas proteccionistas y las restricciones a la movilidad. 

Las economías mundiales han puesto en marcha esfuerzos por recuperarse de la impactante crisis, y en los últimos  años se visualizaron signos de recuperación con altibajos, y evidenciando diferencias en los tiempos de recuperación de cada país, según se trate de economías avanzadas, emergentes, en desarrollo o subdesarrolladas. 

La estrategia utilizada por muchas naciones fueron los Acuerdos Comerciales Regionales (ACR), representan una de las formas más importantes de cooperación económica, y su rol en la recuperación económica, tanto a nivel global como a nivel regional, fue crucial. 

Acuerdos como el Mercosur, el T-MEC y el RCEP demuestran cómo los ACR fueron una herramienta clave para impulsar la reactivación económica, promoviendo la cooperación, facilitando el intercambio de bienes y servicios, y generando externalidades positivas que impactan en el crecimiento de los socios.



El Mercosur en la post-pandemia


El Mercosur, integrado por Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay, ha jugado un papel crucial en la recuperación económica de América del Sur tras la pandemia. La velocidad e intensidad de este proceso ha sido heterogénea, y se debió a diversas medidas adoptadas por el bloque como mantener las cadenas de suministro abiertas y facilitar el comercio, la reducción temporal de aranceles y la agilización de trámites aduaneros.

Estas acciones permitieron que las economías de la región, particularmente en sectores como la agroindustria y el automotriz, pudieran mantener cierto dinamismo a pesar de las restricciones globales. 

Por otro lado, factores externos como la evolución de la pandemia, las políticas implementadas por los gobiernos, las condiciones climáticas y la dinámica de los precios de las commodities también han ejercido influencia en la recuperación.

Para Argentina, el Mercosur sigue siendo uno de los pilares fundamentales de su comercio exterior. El país ha aprovechado su posición dentro del bloque para impulsar las exportaciones. Como productor de materias primas, especialmente de soja y carne, buscó incrementar el flujo comercial con Brasil, su principal socio comercial en la región. 

Además, las empresas argentinas han utilizado el acceso preferencial a mercados vecinos para mitigar la caída de la demanda internacional durante los momentos más críticos de la pandemia. Sin embargo, el Mercosur enfrenta desafíos estructurales, como las tensiones políticas entre sus miembros y la falta de una mayor integración en términos de innovación y tecnología.



El T-MEC y el crecimiento de América del Norte


El Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) fue un factor clave en la recuperación comercial, sobre todo para México. Entró en vigor a principios de 2020, en pleno contexto de crisis y agudización de la pandemia. A diferencia del Mercosur, el T-MEC está diseñado para una mayor integración de las cadenas de valor permitiendo que sus miembros coordinen esfuerzos para revitalizar sectores estratégicos como el automotriz, tecnológico y energético. 

Sin embargo, se han tomado otras medidas como incentivar las inversiones para estimular la creación de empleos, promover la diversificación de las exportaciones mexicanas reduciendo la dependencia de un solo mercado, y profundizar la integración económica entre los tres países. Ha proporcionado un marco de estabilidad y certidumbre para las inversiones y el comercio, elementos esenciales para la reactivación económica. 

Para México el acuerdo regional ha significado una recuperación más rápida en comparación con otros países de la región. Las perspectivas para la economía mexicana fueron positivas gracias al acceso preferencial a los mercados estadounidense y canadiense. El país aprovechó al máximo las oportunidades que ofrece T-MEC para abordar los desafíos existentes.



Políticas del RCEP frente al contexto de recuperación


El Acuerdo Regional Integral de Asociación Económica (RCEP) representa el mayor acuerdo comercial del mundo en términos de población y PIB. El RCEP busca reducir los aranceles, armonizar regulaciones y promover el comercio digital entre sus miembros, contribuyendo a una rápida recuperación económica en la región. 

China, Japón y Corea del Sur, en particular, han visto un aumento en su comercio intrarregional, lo que ha reforzado su resiliencia frente a las perturbaciones económicas globales.

El RCEP ha ayudado a sus miembros a diversificar sus fuentes de insumos y reducir la dependencia de mercados externos. Se han reforzado las cadenas de valor en sectores clave como manufactura, electrónica, automóviles y tecnología.

Las economías de Asia-Pacífico lograron recuperarse más rápido al reactivar el comercio intrarregional y minimizar las disrupciones en las cadenas de suministro. 

Sin embargo, no solo beneficia a las economías más grandes como China y Japón, sino también ofrece oportunidades importantes para las economías más pequeñas de la ASEAN. El acuerdo busca integrarlas en cadenas de valor más amplias y proporcionar acceso a mercados más grandes, les ayuda a recuperarse rápidamente de los efectos devastadores de la pandemia. 



Desafíos y perspectivas a futuro para las empresas argentinas


Los acuerdos comerciales regionales brindan oportunidades clave para las empresas argentinas que buscan aumentar su competitividad y expandirse internacionalmente. A través del Mercosur, las empresas pueden acceder a mercados vecinos con condiciones preferenciales facilitando el comercio de productos manufacturados y agrícolas. 

El fortalecimiento de la cooperación con Brasil y Uruguay puede beneficiar a sectores como el automotriz y la agroindustria, que han demostrado ser resilientes en tiempos de crisis.

Por otro lado, las empresas argentinas también pueden explorar oportunidades en mercados externos aprovechando acuerdos bilaterales con países asiáticos y europeos. La diversificación de exportaciones, especialmente en sectores de alta tecnología, energías renovables y alimentos procesados, permitirá que Argentina mejore su competitividad global.

Será crucial que los acuerdos regionales evolucionen para adaptarse a los cambios en la economía global, donde la digitalización del comercio, la innovación tecnológica y la sostenibilidad serán claves para el éxito a largo plazo, mientras que las empresas argentinas deberán ajustarse a estas nuevas exigencias del mercado internacional y estar preparadas para aprovechar las oportunidades que surjan. 

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