En las vísperas de la celebración de la fundación de la República Popular China, que se llevará a cabo a partir del 1 de octubre, te contamos en qué consiste y qué efecto tiene sobre la logística mundial.
Por esta razón, los exportadores chinos suelen adelantar sus envíos semanas antes del comienzo de la festividad para que los productos lleguen a tiempo. Sin embargo, esto genera un aumento de la demanda de transporte aéreo y marítimo, lo que a su vez incrementa los costos de fletes debido a la alta demanda. Los puertos se saturan y los contenedores se vuelven escasos, complicando aún más la situación logística mundial.
Las empresas en Europa, América y Asia, que dependen de productos chinos, suelen aumentar sus inventarios para afrontar sin problemas esta semana de inactividad. Sin embargo, muchas compañías más pequeñas, que no cuentan con los mismos recursos, pueden enfrentar escasez de productos y sufrir pérdidas de ventas durante y después de la festividad.
Esta interrupción provoca una acumulación de pedidos, congestión en los puertos y embotellamientos logísticos que tardan semanas en volver a la normalidad.
La escasez de capacidad de carga, provocada por la acumulación de pedidos, genera un aumento considerable en los costos de fletes. Las navieras y aerolíneas suben sus precios, dejando a las empresas sin más opción que aceptar y pagar las tarifas establecidas, lo que repercute directamente en el precio final de los productos. Las empresas más afectadas son aquellas que dependen de la manufactura china para sus líneas de producción, como las industrias automotriz, electrónica y de moda.
Para mitigar los efectos de esta interrupción, muchas empresas planifican con anticipación. Algunas medidas incluyen el abastecimiento previo, con un aumento de inventarios para mantener la producción activa durante la festividad. Otra estrategia común es la diversificación de proveedores y rutas logísticas, buscando no depender exclusivamente de productos chinos y explorando otras alternativas.
El objetivo principal es asegurar el abastecimiento continuo y la competitividad, evitando que factores externos causen descalabros en los negocios.
Los pequeños emprendedores, a menudo con recursos más limitados que las grandes empresas, son los más vulnerables a los efectos de la Golden Week. Al no contar con la capacidad de incrementar inventarios de manera significativa ni de diversificar sus proveedores, suelen sufrir retrasos en el abastecimiento de productos. Esto puede derivar en escasez, lo que reduce sus ventas y afecta su capacidad de cumplir con los clientes a tiempo. Además, los aumentos en los costos de transporte y fletes son más difíciles de absorber para ellos, lo que encarece sus productos y puede afectar su competitividad en el mercado.
Para mitigar estos riesgos, los pequeños emprendedores deben ser aún más estratégicos en su planificación, anticipando las interrupciones logísticas y buscando alternativas viables para evitar un impacto negativo en sus operaciones.
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