El desafío de los BRICS al dominio del dólar: una nueva era financiera internacional

La reciente cumbre de los BRICS en Kazán, Rusia, marcó un hito en la política económica global al consolidar un esfuerzo decisivo por desafiar la hegemonía financiera de Occidente. En este encuentro, Vladimir Putin, presentó una alternativa al sistema financiero internacional dominado por el dólar estadounidense.


El presidente ruso, acusó a los países occidentales de emplear el dólar como herramienta de poder geopolítico, aludiendo a las sanciones impuestas a Rusia tras la invasión de Ucrania en 2022. Este contexto llevó al bloque BRICS a cuestionar la estabilidad y confiabilidad del dólar como moneda internacional.


Breve contexto histórico 


Tras la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos consolidó su liderazgo económico a través de instituciones como el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM), estableciendo el sistema de Bretton Woods, que posicionó al dólar como la principal moneda de reserva. Sin embargo, el crecimiento de economías emergentes como China, India, Brasil y Sudáfrica, miembros de los BRICS, ha desafiado este modelo centralizado en Occidente. 


El bloque BRICS, formalizado en 2009, se constituyó como una plataforma de cooperación entre economías en desarrollo, enfocada en crear alternativas a las estructuras dominadas por Estados Unidos y Europa, como el sistema de pagos Swift. La posición de Rusia, endurecida por las sanciones a raíz del conflicto en Ucrania, ha intensificado esta visión, impulsando la búsqueda de un sistema financiero más autónomo.



BRICS Bridge: una alternativa al Sistema Swift


Uno de los puntos clave de la cumbre fue la propuesta de "BRICS Bridge", una plataforma de pagos internacionales basada en tecnología blockchain y monedas digitales. Este sistema busca reemplazar al sistema Swift, permitiendo a los países BRICS realizar transacciones sin depender de monedas occidentales, como el dólar o el euro. Al reducir la dependencia de Estados Unidos, BRICS Bridge pretende ofrecer una vía para que economías no occidentales, como China e Irán, gestionen su comercio sin el riesgo de sanciones.


Aunque Rusia no busca eliminar el dólar, su exclusión del sistema financiero global los ha forzado a encontrar alternativas. La propuesta recibió respaldo de líderes como Xi Jinping y Narendra Modi, pero su implementación enfrenta retos significativos. 


A pesar del potencial de BRICS Bridge, su implementación no está exenta de dificultades. Las sanciones estadounidenses han limitado la disposición de algunos países a colaborar plenamente en esta iniciativa. En 2023, la Casa Blanca emitió una orden ejecutiva que advierte sobre sanciones adicionales a quienes colaboran financieramente con Rusia. Esto ha restringido la cooperación de bancos en Turquía y China, afectando la capacidad de Rusia para expandir su sistema de pagos y generando una disminución en sus importaciones.


Además, los países BRICS enfrentan desafíos de compatibilidad en sus políticas exteriores y objetivos estratégicos, lo cual complica la consolidación de una agenda común. Por ejemplo, China mantiene una política expansionista, mientras que India adopta una postura más cautelosa. Estas divergencias generan tensiones internas y dificultan la materialización de un sistema financiero alternativo sólido y cohesivo.



La creación de una nueva moneda para el comercio del BRICS


En la cumbre también se planteó la posibilidad de crear una moneda común para el bloque BRICS, una iniciativa que podría representar un paso clave hacia la independencia económica. Su implementación enfrenta desafíos técnicos y políticos significativos. La creación de una divisa compartida requeriría acuerdos sobre su valor y regulación, y además, una infraestructura financiera capaz de sostenerla en un contexto internacional diverso. 


Se enfrenta al obstáculo de coordinar economías con distintos sistemas monetarios y prioridades nacionales. La diversificación de políticas económicas dentro de los BRICS hace que cualquier esfuerzo por consolidar una moneda común implique complejas negociaciones multilaterales.


La creación de una plataforma de pagos alternativa al dólar refleja una creciente desconfianza hacia las instituciones financieras occidentales. Sin embargo, la falta de consenso y el carácter preliminar de los proyectos expuestos en la cumbre de Kazán dejan en evidencia las limitaciones del bloque BRICS para consolidarse como un frente unificado y con una estrategia detallada.


Instituciones como el Nuevo Banco de Desarrollo, impulsado por los BRICS, representan avances hacia la autonomía, pero aún carecen de la capacidad necesaria para desafiar el alcance global del FMI y el BM. La construcción de una red financiera independiente toma tiempo, requiere inversión y una curva de aprendizaje extensa, aspectos en los que Occidente lleva décadas de ventaja.


La transición hacia un sistema financiero multipolar tendría repercusiones significativas para las empresas que operan en el ámbito internacional. La reducción de la dependencia del dólar abriría nuevas oportunidades para países emergentes, pero también implicaría riesgos para las empresas debido a la volatilidad de nuevas monedas digitales y posibles sanciones. 


Para las pequeñas y medianas empresas dentro de los países BRICS, BRICS Bridge podría representar una ventaja al facilitar transacciones sin intermediarios occidentales. Sin embargo, la adopción de esta infraestructura exige evaluar los riesgos y beneficios de operar en un sistema alternativo, en un contexto donde la estabilidad monetaria y la regulación siguen siendo factores críticos.


La cumbre de Kazán demostró que el sistema financiero global se encuentra en una fase de transición, impulsada por la competencia entre Occidente y economías emergentes. El BRICS reúne economías con políticas exteriores centradas en la defensa de sus intereses nacionales limitando la creación de una agenda común robusta. 


El esfuerzo de los BRICS por establecer una alternativa al dominio del dólar refleja una aspiración creciente de las potencias emergentes hacia un orden económico más equilibrado. Sin embargo, este proceso de transición será largo. La capacidad de los BRICS para superar sus diferencias y unificarse en torno a una estrategia coherente determinará el éxito de sus propuestas, en un debate crucial para el futuro de la economía global.


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